Comentario
Al sincero lector
Cuando esta obra se començó, començóse a dezir de los que lo supieron que se hazía un Calepino, y aun hasta agora no cesan muchos de me preguntar que en qué términos anda el Calepino. Ciertamente fuera harto provechoso hazer una obra tan útil para los que quieren deprender esta lengua mexicana, como Ambrosio Calepino la hizo para los que quieren deprender la lengua latina y la significación de sus vocablos. Pero ciertamente no ha havido oportunidad, porque Calepino sacó los vocablos y las significaciones de ellos, y sus equivocaciones y metáphoras, de la lección de los poetas y oradores y de los otros autores de la lengua latina, autorizando todo lo que dize con los dichos de los autores, el cual fundamento me ha faltado a mí, por no haver letras ni escriptura entre esta gente; y ansí me fue impossible hazer Calepino. Pero eché los fundamentos para quien quisiere con facilidad le pueda hazer, porque por mi industria se han escripto doze libros de lenguaje propio y natural de esta lengua mexicana, donde allende de ser muy gustosa y provechosa escriptura, hallarse han también en ella todas las maneras de hablar y todos los vocablos que esta lengua usa, tan bien autorizados y ciertos, como lo que escrivió Vergilio y Cicerón, y los demás autores de la lengua latina.
Van estos doze libros de tal manera traçados que cada plana lleva tres columnas: la primera de lengua española; la segunda, la lengua mexicana; la tercera, la declaración de los vocablos mexicanos señalados con sus cifras en ambas partes. Lo de la lengua mexicana se ha acabado de sacar en blanco todos doze libros; lo de la lengua española y las escolias no está hecho, por no haver podido más por falta de ayuda y de favor. Si se me diese la ayuda necessaria, en un año o poco más se acabaría todo; y cierto, si se acabase, sería un tesoro para saber muchas cosas dignas de ser sabidas, y para con facilidad saber esta lengua con todos sus secretos, y sería cosa de mucha estima en la Nueva y Vieja España.
Al lector
Para la inteligencia de las figuras o imágines que están aquí adelante, notará el prudente lector que son las imágines de los dioses de que se trata en este primero libro, los cuales adoravan estos naturales de esta Nueva España en tiempo de su idolatría. Cada una tiene su nombre escrito junto a la cabeça, y el capítulo y número de hojas donde se trata del mismo dios o ídolo está junto a los pies (ver láminas I-VI).